Mientras la amenaza de la COVID-19 aún persiste dos años después y el brote de viruela del mono está lejos de ser contenido, un nuevo virus se asoma en el horizonte, se trata de “Langya henipavirus (LayV)” el cual infectó a casi tres docenas de granjeros y otros residentes.
Según un equipo de científicos el virus pudo haberse propagado directa o indirectamente a las personas a través de las musarañas, pequeños mamíferos parecidos a topos que se encuentran en una amplia variedad de hábitats.
Un informe publicado a principios de agosto por el New England Journal of Medicine (NEJM), detalló el descubrimiento del virus Langya, luego de que se observará en 35 muestras de pacientes recolectadas en dos provincias del este de China.
Los pacientes, en su mayoría agricultores, no tuvieron ni «contacto estrecho» ni «exposición común» a un patógeno, según el estudio, lo que supone una infección «esporádica» en humanos. Algunos desarrollaron anomalías en las células sanguíneas. Otros experimentaron un deterioro de la función hepática y renal, según el informe.
Cabe mencionar que los 35 pacientes son originarios de las provincias de Shandong y Henan, por otra parte, dicho hecho data entre los años 2018 y 2021. Por lo que Langya fue detectado por primera vez en 2018 pero fue identificado formalmente recientemente.
Hasta ahora no se han registrado casos graves o mortales de Langya, según declaró al Global Times la viróloga Linfa Wang, de la Facultad de Medicina Duke-NUS de Singapur, una de las autoras del informe.
«Estamos subestimando enormemente la cantidad de estos casos zoonóticos en el mundo, y este (virus Langya) es solo la punta del iceberg», dijo el experto en virus emergentes Leo Poon, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Hong Kong, que no participó en el último estudio.