Una serie de leyes estatales restrictivas sobre el aborto, incluidas las llamadas trigger laws, entraron en vigencia este día en otros tres estados de EE. UU., realizando prohibiciones importantes en este polémico procedimiento. Esto sucede dos meses después de la histórica decisión de la Corte Suprema al revocar la llamada Roe v. Wade que desde 1973 permitía abortar en el país norteamericano.
Tennessee, Texas e Idaho se sumaron a la decena de estados que también implementaron leyes aprobadas antes de la decisión de la Corte Suprema y que estaban hasta el momento inactivas.
En Texas, se castigará hasta con cadena perpetua a cualquier integrante del cuerpo médico que practique un aborto, salvo en caso de que peligre la vida de la madre. El estatuto también dice que el fiscal general «deberá» buscar una sanción civil de no menos de $100,000, más los honorarios del abogado.
Asimismo, en Tennessee la llamada Ley de Protección de la Vida Humana convierte en delito grave a quienes son sorprendidos realizando o intentando realizar un aborto. Las consecuencias incluyen multas, tiempo en prisión y la pérdida de los derechos de voto.
Mientras que en Idaho, el nuevo texto permite condenar de dos a cinco años de cárcel a quienes hayan practicado un aborto, con excepciones en caso de incesto o violación. La licencia del médico que practique o intente practicar el procedimiento será suspendida.
Por otra parte, el sábado, entra en vigor una ley de Oklahoma que promulga sanciones penales más altas por realizar abortos ilegales, lo que se suma a las ya estrictas leyes del estado que prohíben el procedimiento. De igual forma, en Indiana, una ley de ese tipo entrará en vigencia el 15 de septiembre.