El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, es extraditado este 21 de abril en un avión de la DEA hacía Estados Unidos, donde debe enfrentar el delito de narcotráfico imputado por una corte federal.
El expresidente, JOH como es conocido, fue trasladado en helicóptero hacia la base aérea Hernán Acosta Mejía para ser extraditado por la Administración de Control de Drogas (DEA, siglas en inglés) hacia Nueva York, Estados Unidos, tras ser acusado por tres delitos de narcotráfico y armas.
Antes de su extradición, el exmandatario fue sometido a exámenes físicos, incluida una prueba de Covid-19. Según los resultados Hernández tiene buen estado de salud.
La operación denominada «Liberación» incluyó cuatro helicópteros de la policía y de la Fuerza Aérea, uno de ellos en custodia, que transportó al expresidente hacia la base aérea Hernán Acosta Mejía en un vuelo que duró entre 8 a 9 minutos, en la zona donde fueron asignados francotiradores, ahi se llevó a cabo la entrega a los agentes de la DEA al primer expresidente pedido en extradición por Estados Unidos.
Hernández, que fue presidente entre 2014 y 2022, enfrenta cargos de narcotráfico, estuvo detenido en una prisión de las Fuerzas Especiales de la Policía Nacional, conocida como Los Cobras, desde el 15 de febrero, día en que fue capturado a petición del Gobierno estadounidense como medida preventiva.
El expresidente podría enfrentar cadena perpetua por los delitos de los que se le acusa. Los fiscales de Estados Unidos aseguran en un documento, que incluso antes de ser presidente, entre 2004 y 2022, “Hernández participó en la conspiración violenta de narcotráfico para recibir cargamentos de múltiples toneladas de cocaína», y que se transportaron “aproximadamente 500.000 kilogramos de cocaína a través de Honduras con destino a Estados Unidos»
La Corte del Distrito Sur de Nueva York atribuye a Hernández los delitos de conspiración para importar drogas a Estados Unidos, usar o portar armas de fuego y conspiración para usar armas de fuego en apoyo a la conspiración para traficar narcóticos.
El expresidente en su defensa, argumenta que su detención es una trampa puesta por los capos de la droga que su gobierno extraditó y que buscan acuerdos con la fiscalía estadounidense para reducir sus penas «y en base a mentiras, acusar al expresidente de cometer actos reñidos con la ley de ese país”.
Cuando fue presidente de Honduras, mostró resultados en la lucha contra el narcotráfico e hizo incautaciones de droga que fueron elogiadas por Washington. Cuando fue reelegido presidente en 2017, Estados Unidos fue uno de los primeros en saludar su triunfo, a pesar de acusaciones de fraude electoral en su contra.
Su juicio tiene un período de 70 días, pero dependerá de los fiscales o la defensa del expresidente para que se concrete en ese tiempo debido a la aparición de nueva evidencia o al estudio de la misma.