Por años, la familia Guirola ha sido centro de mitos, historias infundadas y vinculadas a hechos sobrenaturales. Y pese a que su apogeo fue hace décadas, su nombre sigue estando presente en los habitantes de la ciudad de Santa Tecla; entre las razones de ello, se encuentra la «Casa de las Águilas»: una joya tecleña de la arquitectura
Dicha edificación fue construida a mediados del siglo XIX en un terreno de 1,755.91 m2, por el arquitecto José Jerez y la firma italiana Ferracutí. Además, su mezcla de estilos arquitectónicos (neo-renacentista, clásico, barroco, art noveau, y arabesco), la enmarcan en una tendencia altamente ecléctica, en donde se retoman elementos de cada una de las corrientes, en un tiempo y lugar diferente.
Entre sus detalles interiores destacan arcos arabescos, puertas con madera de Caoba, las losetas de mármol blanco puro de las canteras griegas y azulejos traídos de diferentes partes de Europa. También se aprecian hojas y flores de café de las tierras salvadoreñas, el reflejo de la historia de la familia y su escudo, la heráldica Guirola.
Asimismo, en su fachada principal, se encontraban dos águilas que «vigilaban» la ciudad y que le dieron el popular nombre a este emblemático inmueble. Además, dichas figuras despertaron una historia entre los lugareños de la época, ya que afirman que a medianoche se lograba ver como «cobraban vida y volaban» custodiando la propiedad.
Ante esto, algunos aseguraban que había sido creadas «como entes para vigilar los seres que vivían dentro de la casa y evitar que personas desconocidas trataran de entrar a ella».
Hoy en día, la famosa «Casa de las Águilas» es considerada patrimonio cultural edificado y, por ello, «cualquier modificación debería ser realizada por expertos y avalada por la Dirección Nacional de Bienes Patrimoniales, respetando uno por uno los detalles arquitectónicos del edificio», de acuerdo con la Ley especial de protección al patrimonio cultural de El Salvador.
Por otra parte, con la buena gestión del alcalde de Santa Tecla, Henry Flores, y las mesas de diálogo, los comerciantes accedieron de manera voluntaria y sin violencia al desalojo de las ventas que se encontraban en dicha zona, teniendo el apoyo del personal de la alcaldia para facilitar las acciones de recuperación y reordenamiento de las ventas que entorpecía la correcta visualización de la fachada de la Casa Guirola de las Águilas, a un costado del parque San Martín.